Roberto Herrero. Desde el momento en que ambos
equipos clasificaron para la final, quedó claro que el Atleti estaba ante una
oportunidad única para acabar a lo grande con el dichoso mal fario que le
acompaña. Tantos años de hastío habrán merecido la pena si las hordas
colchoneras son capaces de profanar el Santiago Bernabéu. Un dato para la
esperanza: el Real Madrid es el equipo
que más finales de Copa ha perdido en toda Europa (19). Además, la actual
coyuntura del cuadro de José Mourinho invita al optimismo para los intereses de
sus vecinos de la orilla del Manzanares. ¡Pero cuántas veces se ha vivido esta
situación! Un Atlético lanzado y un Madrid en horas bajas. Nada nuevo. El saldo
termina siendo el mismo de manera sistemática. Y la realidad es que las
variables puramente futbolísticas auguran una victoria madridista. El Real
aplastará al Atlético si raya al nivel que se le presupone. Para hacerlo deberá
sobreponerse al mazazo de sentirse visitante en su propia casa. Es ahí donde
puede comenzar ganando el conjunto del Cholo
Simeone. A eso no le gana nadie. Lo dejaron claro sus hinchas el pasado
domingo. Falcao no estará solo cuando salte para rematar un córner. Y Courtois tendrá la ayuda de 30.000 pares de
manos para atajar, por fin, una folha
seca de Cristiano Ronaldo. Pero nada de esto tendrá sentido si las
aficiones no son capaces de honrar al fútbol con el respeto que merece. El espectáculo
comienza a las 21.30h. Ni antes, ni después.
Javier Martín. Olvidarse de que juegan contra el
Real Madrid. La batalla psicológica es el principal aspecto en el que el
Atlético tendrá que cimentar su victoria, si es que en realidad quiere alcanzar
el título. Ni Cristiano ni Özil deben preocupar al equipo rojiblanco tanto como
superar el bache mental que atraviesan cuando se enfrentan al conjunto dirigido
por José Mourinho. Lo futbolístico viene después, pero es clave que el Atleti se despoje del traje de impotencia con el que salen a jugar cada vez que
salen al campo en un partido ante su eterno rival. Los de Simeone han de
convencerse primero a ellos y después a los aficionados de que son
perfectamente capaces de doblegar al Madrid. A veces no es la derrota en sí,
sino la manera de caer, y los colchoneros están empeñados en mostrarse como un
conjunto de la Liga Adelante cada vez que avistan una camiseta blanca. En
cuanto al Madrid, lo que es un hándicap para unos, se convierte, evidentemente,
en una ventaja para los otros. El Madrid es superior, y los jugadores están
convencidos de ellos. Sus termómetros son los de siempre: el 14 y el 10. Del
estado de forma de sus dos futbolistas más creativos dependerá el nivel de
fútbol que desplieguen en la final. Sabemos que Cristiano es un monstruo y
aparecerá en algún momento del encuentro. Son noventa minutos para salvar la
temporada, y no creo que el Real Madrid deje escapar un título que, si
finalmente no consigue, dejará en fracaso la temporada 2012/13.
Borja Ordóñez. Miedo. Ese es el sentimiento que se respira en los momentos previos a la
final de Copa. La presión será mayor que nunca, quizás la más grande de los
últimos años. Por jugárselo todo, por ver el abismo más cercano o por creer que
una buena temporada puede acabar como si nada. Ambos conjuntos afrontarán la
final como el último escollo al que aferrarse para conseguir un título esta
temporada. Lo anterior no vale de nada. Miedo
al desastre. El Real Madrid del caos, de los enfrentamientos y de los
reproches públicos puede cerrar un año en blanco si no consigue hacerse con la
Copa de SM el Rey. Miedo a la
humillación. Por su parte, el Atlético de Madrid tiene la mejor oportunidad
de acabar con una racha nefasta en estos choques. Los malos resultados siempre
que se enfrentan a los merengues generan mucho miedo entre la afición
rojiblanca y entre sus jugadores. La victoria en los derbis se le lleva
resistiendo demasiados años a los colchoneros y eso en la final pesará y mucho.
Sin duda, los de Mourinho son los que más tienen que perder, ya que en un año
tan convulso como el que se ha vivido en la disciplina blanca puede acabar peor
aún si el Bernabéu vive otro centenariazo.
Ellos tendrán gran parte de las opciones de acabar con tan molesto sentimiento.
Cristiano y Falcao serán héroes o villanos. Para el portugués la palabra
derrota no existe y menos en situaciones límite como la que se vive en este
final de curso. Mientras, el colombiano albergará en sus botas las opciones de
los suyos para acabar con la supremacía blanca. Ellos son la clave para bien y para
mal.
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