Una
derrota más. El Real Madrid volvió a caer anoche ante un Granada que supo
aprovechar el mal partido de los blancos. El estadio de Los Cármenes fue testigo
de un Madrid apático y sin ganas de jugar al fútbol. Cuando no hay objetivo de
por medio los de Mourinho parece que se quedan en el vestuario. Cansancio,
falta de competitividad, resignación o mal planteamiento de los partidos. Son
muchos los que se preguntan las razones por las que el club madrileño no
muestra el mismo nivel que deslumbrara la temporada pasada. El dedo acusador ya
hace tiempo que apunta hacia el mismo lugar. Las miradas se centran en el
banquillo, pero de ahí ni salieron, ni salen, ni, al parecer, saldrán nunca
palabras de autocrítica.
Desde
el inicio del encuentro se intuía lo que iba pasar. Sobre el césped no parecía
el mismo equipo que empatara con el FC Barcelona días antes. Sin duda, el
premio no era el mismo y eso pareció condicionar a los de Mou, que saltaron al
verde dormidos y sin intensidad. El once inicial presentaba cambios con
respecto al del Santiago Bernabéu. Ramos volvía a su lugar en el centro de la
zaga y en la banda izquierda Coentrao entró en lugar de Essien. En la medular,
Luca Modric ocupó el sitio de Özil para darle mayor control del balón al juego
de los blancos, perdiendo de esta manera mucha profundidad en el ataque. Arriba Cristiano, que repetía, e Higuaín como único punta en detrimento de Benzema. Ellos
saltaron al verde y, según la fina y sutil ironía del técnico portugués, están
exentos de toda culpa. Parece utópico que el luso reconozca su parte de
responsabilidad en todo lo que rodea al club este año.
En
el encuentro frente a los culés en Copa, Varane salvó las críticas hacía el
banquillo con un muy buen partido y un gol decisivo. Él distrajo a las miradas
acusadoras. El central francés vio premiado, en forma de titularidad, su gran
papel en el Clásico. Mientras, en el medio campo, Xabi Alonso tomaría la batuta
como siempre del juego de su equipo. El mediocentro, probablemente poseedor del
mejor desplazamiento en largo del planeta, parece tener problemas con los
lanzamientos a puerta. A pesar de su exquisito toque de balón, el donostiarra
no muestra esa cualidad a la hora de chutar al arco. Lo hace poco y cuando lo
hace el peligro es casi nulo. Sus disparos anoche se fueron una y otra vez al
limbo. Anoche no parecía el día del ex del Liverpool que veía cómo no era capaz
de aportar fluidez al juego de su equipo. Su mal partido fue de la mano del de
CR7. El crack de Madeira anoche fue de todo menos crack. Su obsesión por
conducir en exceso el balón y sus continuos disparos a puerta en lugar de asistir
a sus compañeros se repitieron una y otra vez hasta el punto de llegar a
desesperar a algunos de los suyos.
No
queda en duda que los jugadores no muestran su mejor cara en partidos de menor
exigencia. El de anoche no es el primer enfrentamiento que se les complica por
falta de intensidad. Echando la vista atrás, muchos de los partidos que se
preveían fáciles para los blancos se acabaron torciendo. El Geta en la segunda
jornada (2-1), el Espanyol en la decimosexta (2-2), Osasuna en la jornada 19
(0-0) y el gafe que este curso han vivido en tierras andaluzas son ejemplo de
ello. Cuatro derrotas de cuatro viajes al sur del país. Sí es verdad que todas ellas
por la diferencia mínima. El 1-0 frente al Sevilla en la jornada 4, mismo
resultado que contra el Betis en la decimotercera y que contra el Granada
anoche. Por su parte, el Málaga consiguió hacerle tres goles (3-2), cosa que
muy pocos han conseguido en mucho tiempo.
Los malos resultados parecen no ser motivos suficientes para la reflexión. El club de la capital de España está inmerso en una dinámica en liga demasiado negativa que, por suerte, la están sabiendo distanciar de las otras dos competiciones en las que siguen participando. Es ese aspecto, el poder mostrar dos caras en función de la competición que jueguen, lo que está salvando los muebles y a Mou. Al parecer el técnico portugués cuenta con el total beneplácito de Florentino que ve cómo partido tras partido en rueda de prensa se señala a todo el mundo, ahondando así en la herida que se vive en el vestuario. Anoche les tocó a los suplentes del clásico. Ramos, Di María, Coentrao y Marcelo concentraron las palabras de su manager. Y por eso, por su insistencia de achicar aguas la pregunta que todos se hacen es: ¿cuándo aceptará el entrenador top su parte de culpa?
Los malos resultados parecen no ser motivos suficientes para la reflexión. El club de la capital de España está inmerso en una dinámica en liga demasiado negativa que, por suerte, la están sabiendo distanciar de las otras dos competiciones en las que siguen participando. Es ese aspecto, el poder mostrar dos caras en función de la competición que jueguen, lo que está salvando los muebles y a Mou. Al parecer el técnico portugués cuenta con el total beneplácito de Florentino que ve cómo partido tras partido en rueda de prensa se señala a todo el mundo, ahondando así en la herida que se vive en el vestuario. Anoche les tocó a los suplentes del clásico. Ramos, Di María, Coentrao y Marcelo concentraron las palabras de su manager. Y por eso, por su insistencia de achicar aguas la pregunta que todos se hacen es: ¿cuándo aceptará el entrenador top su parte de culpa?
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