El FC
Barcelona ya está en semifinales de la Copa del Rey. El club azulgrana dejó por
el camino a un señor Málaga que dio la cara en los dos partidos de la
eliminatoria, poniendo las cosas muy difíciles al actual líder de la Liga BBVA.
Las semifinales de la competición ya tienen los emparejamientos cerrados con un
Madrid-Barça y un Sevilla-Atlético de Madrid del que saldrán los dos finalistas
de este torneo del KO. Ambos choques
asegurarán una final merecedora de este trofeo que en los últimos años está
contando con momentos dignos de las competiciones grandes.
Como se
suele decir: para ganar hay que dejar por el camino a los mejores. Eso pensarían
por Can Barça cuando acabaron el encuentro de anoche. Los andaluces se dejaron
el alma sobre el verde hasta el último momento, poniendo contra las cuerdas a
los culés tanto en la ida en el Camp Nou (2-2) como en el partido de vuelta de
anoche en la Rosaleda. Pellegrini supo sacar el máximo partido a su equipo para
asustar y mucho al conjunto catalán, haciendo que por momentos fuese inimaginable una victoria culé. Hasta en dos ocasiones remontaron el
marcador en contra para mostrar sus credenciales en la eliminatoria. Sin
embargo, este Barça es mucho Barça. Cuando parecía que las cosas se le iban a
poner muy negras, dos jugadas de tiralíneas y dos goles que alejaban a los
malaguistas de su sueño de disputar por primera vez en su historia unas
semifinales de Copa del Rey.
Con
todo esto y con un empate a dos en el partido de ida, el FC Barcelona visitó La
Rosaleda. El campo anoche se engalanó como en sus mejores días, como en
aquellas noches de gloria futbolística a las que se empiezan a acostumbrar por
el sur. Los pupilos blanquiazules saltaron a comerse a su rival, pero la pegada
de los culés golpeó primero. Don Pedro, anoche omnipresente, puso la
eliminatoria de cara, al menos durante tres minutos. Este fue el tiempo que
tardó Joaquín, cómo está de enchufado el del Puerto, en poner las tablas en el
marcador. Así se llegó al descanso. La machada era posible. Este año todo es posible
por allí.
Los
segundos 45 minutos empezaron con un dominio aplastante de los, anoche, chicos
de Roura. Con un Xavi al que parece imposible desprender el balón del imán de
su bota al mando, los culés empezaron a tirar del juego combinativo que les
caracteriza. Simple, fácil y efectivo. Así juegan los blaugrana y arrasan allá
por donde van. La Rosaleda no iba a ser menos y, a pesar de lo que pareció con
el empate a dos de Santa Cruz que anulaba el 1-2 de Piqué, el sueño fue bonito
mientras duró. Poco a poco, los visitantes comenzaron a hacer suya la casa
ajena, así hasta el 2-4 final. Injusto castigo para un Málaga que vio cómo su
afición les agradecía el espectáculo ofrecido.
A pesar
de la derrota, el sabor de boca es más dulce que amargo. La sensación de ser el
único equipo de la tabla clasificatoria que puede plantar cara a esta plantilla
de leyenda es todo un orgullo. Málaga debe sentirse orgullosa de su Málaga.
Desde los primeros minutos del encuentro de ida, se vio a un conjunto andaluz
dispuesto a poner las cartas sobre la mesa. Ellos se han ganado su sitio tanto
en la Liga BBVA, como en la Champions League por méritos propios. Nada había
sido casualidad y el Barça anoche pudo dar buena cuenta de ello.
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