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Once inicial del Milan en la final de Champions de 2007 / acmilan.com
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Años y
años lleva el Milan sin rendir al nivel que se le presupone en Europa. Desde
aquella final que le ganara al Liverpool en la temporada 2006-2007, el equipo
milanista no ha vuelto a colocarse entre los grandes. Aquel año los de
Ancelloti salieron con la cabeza bien alta de los principales estadios de
Europa, los cuales se iban rindiendo poco a poco a quien, a la postre, sería el
vencedor del torneo. Con la reciente marcha de algunos de sus hombres parecería
que el Milan tira la toalla, pero nada más lejos de la realidad. El verano es
muy largo y seguro que el conjunto italiano estará en todas las quinielas para
hacerse con los servicios de los mejores jugadores del planeta.
Los
años fueron pasando y, con ellos, el conformismo de los jugadores que ya habían
logrado todo. A esto se le sumaba la edad de algunos de sus miembros entre los
que destacaba el eterno capitán rossonero,
Paolo Maldini. El defensa, uno de los mejores del mundo, dio los mejores años
de su vida al club de sus amores y el club le devolvió el favor retirando el
dorsal número 3 para que ningún otro futbolista pudiese lucir el número que
durante tantos años había portado Maldini. En toda su historia, tan solo Franco
Baresi mereció el mismo premio. Digno reconocimiento que en países como el
nuestro no son nada habituales.
Con el
adiós de Il Bello en 2009 el club vio
como se iba el jugador que más veces había vestido la elástica rojinegra. Nada
más y nada menos que en 902 ocasiones. Desde aquel año, la estructura del
equipo se fue manteniendo, a excepción de la marcha de Kaká al Real Madrid en
2009 y la de Pirlo el pasado año a la Vecchia Signora, hasta que en este final
de año muchos de sus efectivos fueron dejando la disciplina por diferentes
motivos. Unos han colgado las botas, otros decidieron cambiar de aires para
vivir sus últimos partidos en otras ligas y el resto decidieron aceptar ofertas
que les mantuvieran en la élite europea.
Las
cuentas corrientes de muchos de ellos se han visto engordadas con cifras que en
muchos casos han sido de locura. A los ya conocidos fichajes de Ibrahimovic y
Thiago Silva por el Paris Saint Germain se le suman las marchas de Inzhagi,
Seedorf, Nesta, Gattuso, Aquilani,
Zambrotta, Van Bommel o Maxi López, entre otros. Su marcha supone el fin de un
ciclo oscuro. Tan solo Seedorf, Nesta, Inzaghi y Gattuso vivieron la época
dorada del Milan. El resto no supo sacar a su club del pozo en el que llevaba
inmerso desde hacía ya demasiados años.
Las
salidas que más han afectado al respetable de San Siro fueron las de aquellos
que llevaron en brazos al club durante tantos años. Gattuso ponía el punto y
final en su relación con Milan y con Italia para marcharse al Sion suizo donde disfrutará de
los últimos minutos en su longeva carrera futbolística. El mediocentro siempre
fue la prolongación de la afición en el campo. Su incesante trabajo en la
medular haciendo la labor que nadie ve fue el regalo que dejó para la historia.
Sin duda, uno de los mejores en su posición. Rhino Gattuso siempre estuvo por
encima del juego glamoroso y vistoso de otros. Él robaba para que el talentoso
Pirlo tomara la batuta de mando. El escolta perfecto. Su retirada momentánea de
los terrenos de juego supuso un duro golpe del que le costó recuperarse. Un
choque con un compañero de equipo le permitió detectar una enfermedad ocular
que le imposibilitaba su trabajo, ya que le hacía ver doble y sufrir mareos
continuos. Su vuelta significó todo un respiro para los suyos que hoy ya le
dicen adiós con la esperanza de volver a verlo.
Otros de
los que dejaron el equipo que les dio la gloria fueron Nesta, Seedorf e
Inzaghi. Los tres dejaron el club por diferentes motivos. El central italiano y
el centrocampista de Surinam se van para emprender una nueva aventura en ligas
desconocidas para ellos. El primero vivirá la aventura americana tras fichar
por el Montreal Impact de la MLS. Su edad no le permitió rozar el nivel que
siempre tuvo y que le colocó entre los mejores del mundo en su posición. Al
igual que Sandro, Clarence Seedorf se
despidió de la que fue su casa durante una década y que le llevó a ganar dos
Champions League más, consiguiendo ser el único jugador en ganar el mismo
trofeo con tres equipos diferentes. Su destino: el Botafogo del Brasileirao. La
máxima competición brasileña le recibió como una auténtica estrella de la cual
disfrutará durante los próximos dos años. Hasta los 39 años llegará a jugar, en
principio, el internacional holandés a un nivel al que muy pocos hoy en día
pueden llegar. Por último, otra de las viejas glorias que abandona el barco
milanista es Filippo Inzhagi. El delantero total. Ninguno hace el trabajo en
esa posición como lo hacía el Pippo.
Un matador de área que tenía en el gol su máxima. Limitado de calidad, de
velocidad y de corpulencia, era el mejor en todos esos aspectos. Talentoso en
la definición, rápido en el desmarque y el más fuerte en el salto. Sus goles
llevaron al Milan a conseguir su última Liga de Campeones y él, agradecido,
nunca abandonó la disciplina de su club, a pesar de ver cómo iban llegando
jugadores que le pondrían las cosas difíciles para ser titular. Al final él
siempre resolvía. Su destino es a fecha de hoy una auténtica incógnita aunque
la retirada es la opción que más fuerza cobra.
El equipo rossonero ve cómo su
plantel se acorta de manera considerable, ya que a las ya mencionadas machas
hay que sumar la de Van Bommel al PSV Eindhoven, Maxi López al Catania,
Aquilani que vuelve tras su cesión al Liverpool y Zambrotta que se queda como
agente libre. Todos ellos se fueron para dejar sitio a los que seguro llegarán.
Silvio Berlusconi hace caja para olisquear en el mercado de fichajes la mejor
opción que le permita mantener contenta a su afición. Ya no valen los fichajes
para tapar parches. Ya no vales los hombres de renombre entraditos en años. Ya
no valen las recuperaciones de viejas glorias. La llegada de Traoré no será la
única y los nombres de Kaká, Bendtner, entre otros, suenan cada vez con más
fuerza. El lavado de cara se empieza a hacer efectivo para devolver a uno de
los grandes del Viejo Continente a su sitio. Volveremos a ver al apabullante Milan que tanto miedo provocaba en aquellas noches europeas.
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