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Jordi Alba celebrando su tanto en la final ante Italia / lainformacion.com
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Con la
Eurocopa en la mano, las conclusiones que empiezan a sacarse del torneo que
acaba de terminar son muchas y variadas. Pero una de ellas es que la selección
encontró la figura que durante años se le resistió. El lateral izquierdo ya ha
llegado y parece que para quedarse. Jordi Alba ha sido, sin duda, uno de los
mejores jugadores no solo de España, sino también del campeonato.
Ni Juanfran, ni Raúl Bravo, ni Pernía, ni Fernando Navarro fueron dignos de portar esta camiseta campeona. Hasta la llegada de Joan Capdevila algo fallaba siempre en las alineaciones de La Roja. La izquierda suponía contar con un talón de Aquiles que muchos países contrarios conocían. El lateral, ex del Villarreal, ejerció a la perfección de lateral izquierdo. Allí cumplió a las mil maravillas hasta tal punto que tanto en la Eurocopa de 2008, como en el Mundial de 2010, fue el titular indiscutible. Nadie le peleó el puesto.
Sin embargo,
llegó él. Como una moto, sin duda es lo que mejor le describe, el joven jugador
catalán aterrizó en el once de Del Bosque. Al parecer él siempre supo que el
lateral del Valencia iba a ocupar el flanco izquierdo. Profundidad, garra y
mucha velocidad era aquello que Alba iba a aportar. Y cumplió. El ya jugador
del FC Barcelona llega a la ciudad condal, a su casa, por un precio que a día de
hoy es irrisorio. Su gran torneo ha triplicado su caché.
Han
sido muchas las jugadas de gol que pasaron por sus botas y otras tantas
ocasiones que se fueron al limbo. Él siempre llevó peligro al área rival y
seguridad a la suya propia. Los días de Capdevila, lamentablemente, ya pasaron.
Difícilmente volverá a vestir una camiseta que siempre sintió suya. El cambio
generacional en la izquierda se cerró. No queda más que dar las gracias a uno
de los jugadores que siempre dio todo por La Roja.
Por tanto, España cerró su once. Lo cerró de la mejor forma posible, con
un título bajo el brazo. Y gran parte de culpa la tiene el dieciocho. El heredero
del gran Capdevila. Las comparaciones, odiosas casi siempre, retratan al hoy
ausente. Alba gana en todo. Hasta en carácter. El joven de Hospitalet posee ese
puntito gruñón que tanto ayuda en la labor de un defensa. Esperemos deleitarnos
con las vertiginosas internadas por banda izquierda del menudo jugador. Ya es
leyenda viva de esta selección. ¡Bienvenido Jordi!
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