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Shevchenko celebrando uno de sus dos tantos de hoy / as.com |
En una
jornada en la que los focos se centraban en el partido que enfrentaba a
Inglaterra y a Francia en el primer partido del Grupo D, dejó a estos dos teóricos
favoritos por debajo de una Ucrania que recupera a uno de los grandes de la
historia del fútbol. Andriy Shevchenko sacó a su selección del pozo, remontando
un 1-0 en contra, para, poner a Suecia contra las cuerdas en esta Eurocopa.
Nadie
podía imaginar que un jugador que ya cuenta los partidos que le quedan para su
retirada definitiva de los terrenos de juego, podría hundir él solito a una de
las selecciones que pretendían alcanzar, al menos, el último partido de su grupo
con aspiraciones de clasificarse para los cuartos. Con un doblete histórico,
esta es la primera Eurocopa que juega su selección, y propio de los grandes
delanteros acabó con un desesperado Ibrahimovic. Lástima de jugador el sueco.
Su enorme calidad queda manchada por sus malas formas y por su prepotencia.
El
partido dejó muestras de un gran fútbol combinativo en el medio campo, sobre
todo por parte del lado ucraniano, en la que la calidad individual de los
suecos no lo pudo superar. Ni Ibra, ni Toivonen, ni Larsson, ni más tarde Elmander
pudieron con la bien posicionada defensa local. A ello se sumó la contundencia
en el robo y la calidad en la posterior distribución del centrocampista del
Bayern de Munich, Tymoschuk. Él ejerció de complemento perfecto de las buenas
bandas que posee el conjunto de Oleg Blokhin. El técnico, vieja leyenda del país
co-organizador, sabe cómo sacar lo máximo de los suyos, especialmente de aquel
que durante años ocupó su sitio en el reinado de los jugadores ucranianos.
Por su
parte, Francia e Inglaterra volvieron a dejar un sabor agridulce. Ambas
selecciones no mostraron todo aquello que muchos esperamos de su juego. Francia,
la tapada de esta Euro para muchos, no supo dar rienda suelta al juego que se
le debería exigir viendo el once inicial. Ribery, Nasri, Benzema. Ninguno de
ellos pudo hacer jugar a su equipo. La asociación entre los tres apenas existió. La
ausencia del, en mi humilde opinión, eje de la medular gala, Jeremy Mènez le
pasó factura al conjunto de Laurent Blanc.
Mejor
partido de los bleu que de
Inglaterra. El cambio de ciclo ya consumado la coloca en todas las quinielas y
con razón. Una defensa de jugadores que ya destacan en sus clubes, su
mediocampo adaptado al siempre característico juego de músculo francés de los
años de Makelele o Vieira y una delantera colmada de calidad exquisita dan fé del borrón y cuenta nueva. Lo
tiene todo para llegar a lo más alto. Lo tuvo en el Mundial del 98 y en la Euro
de 2000. A falta de un jugador que liberara a Karim Benzema, el delantero
blanco juega mejor con un “9” por delante, Blanc le ganó la partida a Hodgson
en lo táctico.
El
conjunto inglés mostró su peor cara. Empeñado en renunciar a las bases que
hacen grande a este deporte, el cual ellos inventaron y que, a día de hoy,
parecen desconocer. Nada o casi nada se pudo ver del fútbol de Premier. Ese
juego rápido, incansable y vertical que tanta afición tienen a sus pies y que,
con partidos como el de esta tarde, van perdiendo. Sin un centro del campo que
sepa completar las muchas cualidades de Scott Parker, no puede abastecer a
Rooney, única esperanza inglesa, de balones con peligro. Buen equipo, poco
trabajado y algo enrarecido en el planteamiento. Las ilusiones puestas en la
juventud que viene apretando fuerte son las mayores esperanzas de su afición. Wellbeck,
Jones, Walcott y, sobre todo, Oxlade-Chamberlain son la nueva generación que en
esta Euro irán apareciendo para llevar a esta selección hasta su sitio en
Europa.
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