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Godín consuela a Marco Rubén / Marca.com |
Siempre es así. Unos lloran y otros ríen. Rojiblancos,
amarillos, franjirrojos… Sabíamos que sería así. Lo que no teníamos tan claro
era quiénes iban a ser los protagonistas de los lloros y quiénes los de las
risas. Finalmente, Sporting de Gijón y Villarreal se unieron al Racing de
Santander, completando así los puestos de descenso a la Liga Adelante.
Lo del Sporting era algo que se veía venir. Era el equipo
que lo tenía más complicado, pues era el único que no dependía de sí mismo.
Tenía que ganar y esperar a que perdiesen el Rayo y el Zaragoza. Algo muy
complicado, si además le sumamos que tenía que imponerse a todo un Málaga de
Champions. No hubo milagro. El equipo asturiano apenas inquietó la meta de Carlos
Kameni y el Málaga se impuso a base de posesión de balón y llegadas por banda.
Joaquín, que cuando está bien es uno de los mejores extremos del mundo, se
hartó de poner balones a Rondón; Isco y Cazorla mantuvieron un nivel
superlativo apareciendo en segunda línea; y Rondón fue una constante amenaza
que finalmente logró el gol de la victoria. Bajó el Sporting de Clemente y no
fue un drama. A nadie le sorprendió.
Sin embargo, la tragedia la vivimos en Castellón. El
Villarreal de Miguel Ángel Lotina perdió 0-1 ante el Atlético de Madrid, merced
a un gol del (ex)jugador rojiblanco Radamel Falcao. Excesivo castigo para un
equipo grande y humilde al mismo tiempo. No obstante, el conjunto local pecó de
conformismo. Pendientes de los otros resultados que en aquel momento le eran
favorables, no buscó el gol con convicción, dejando pasar el tiempo incluso en
los saques de banda. Si sales a empatar es probable que pierdas. El gol de
Falcao y el de Tamudo en Vallecas enviaron al Villarreal a Segunda. Dramático.
Es difícil de comprender que un club de la trascendencia del Villarreal en la
última década se vaya a la categoría de plata sin haber ganado un solo título.
Es la grandeza del fútbol.
Para encontrar la cara amable de la noche no fue necesario
salir de la capital de España. Getafe y Vallecas fueron una fiesta. El Rayo
Vallecano se enfrentaba al Granada, que también luchaba por evitar el
descenso. Tras los goles del Zaragoza,
el conjunto madrileño estuvo muchos minutos virtualmente en Segunda,
experimentando así la grandeza del fútbol anteriormente mencionada. En el
minuto 76, Víctor Sandoval quemó sus últimas naves y dio entrada a Raúl Tamudo,
que entró sin hacer ruido. Así es Tamudo, que no ha participado mucho este año,
pero que se reserva para las grandes ocasiones. Cuando todo parecía visto para
sentencia, el jugador catalán logró de cabeza un gol de los suyos, de pillo y
en claro fuera de juego, que encendió Vallecas y apagó Villarreal. Tras el gol,
la locura: invasión de campo y el Rayo y el Granada que se aferraron a Primera.
Todos felices.
Y el otro escenario de la alegría, hablando de la permanencia,
vivió la culminación de la gesta del Real Zaragoza. Lo logró Manolo Jiménez.
Supo enganchar a unos jugadores condenados para que trabajaran en la misma
dirección, en pos del milagro de la salvación. En un partido raro que acabó con
cuatro expulsados (Sarabia, M.Torres y Miku por el Getafe; y Dujmovic por el
Zaragoza), los de Jiménez se impusieron a un Getafe salvado por 0-2, con goles
de Apoño (que se confirma como el mejor lanzador de penaltis de la liga) y
Postiga. Fue mejor el Zaragoza, que trasladó La Romareda a las gradas del
Coliseum Alfonso Pérez al grito de “¡Sí se puede!”. Hizo más méritos para
ganar, pues su necesidad era infinita. Con eso y poco más se impuso a un Getafe
apático y sin personalidad que jugó el partido por obligación.
Tras 38 partidos, es cierto que cada uno tiene el
puesto que se merece. No se puede hablar de una acción puntual en el último
partido, pues ésta es tan importante como aquel gol mal defendido de la
séptima jornada o aquel penalti fallado a principios de la segunda vuelta. Pero
sí que es cierto que el descenso del Villarreal nos duele a todos. Un club de
Champions en 2011 que acaba en Segunda División. Las lesiones y la carga de
partidos en diferentes tramos de la temporada se cebaron con un equipo con las
cuentas al día. Aunque esto último parezca una obviedad, no es algo de lo que
puedan presumir muchos clubes de la máxima categoría del fútbol español.
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